Entonces, la decoración del chamizo vestido de blanco marcaba el inicio de la ilusión, de una magia que no tiene nombre
Ver estos arbolitos vestidos de blanco en el norte de Europa, me trasladó de inmediato a mi infancia y adolescencia más pura. A Medellín, a aquellas navidades de la casa de Manrique donde cada año, en los últimos días de noviembre, sacábamos o íbamos a la montaña a buscar el chamizo ideal para nuestro Árbol de Navidad. Digo sacábamos, porque algunos años el chamizo permanecía impoluto y podíamos guardarlo el 7 de enero para la Navidad siguiente.
El chamizo lo envolvíamos en un manto de algodón blanco, que obteníamos del material de desecho con que la Compañía Colombiana de Tabacos (Coltabaco) producía los filtros para sus cigarrillos. Era una tarea especial en la que nos involucrábamos todos, los nueve hijos, papá y mamá.
Nunca supe, hasta ahora, el porqué había que envolverlo en algodón blanco, pues no era un pino como los de las revistas y películas, era un chamizo al que después de enterrarlo en un tarro de galletas «saltinas», al que también cubríamos con algodón, y apretarlo bien con piedras para mantenerlo recto y firme, lo decorábamos con bolas, rombos, estrellas… de cristal, que pendían de un hilo de coser y dotadas de una excesiva fragilidad que casi siempre nos sacaban algún pellizco por la facilidad con que se rompían; previo a ello, estaba la estratégica colocación de la instalación de bombillas multicolores que se despintaban con el uso y a la que había que revisar meticulosamente cada año, pues no era raro, que algún foco no funcionara o tuviera mal contacto y por tanto toda la serie de luces que le acompañaban dejara de funcionar.
A esto se sumaba que las bombillas venían envueltas por un armazón de plástico colmado de puntas afiladas, listas para atacar los pies de los más incautos y con una capacidad, increíble para estrujarse entre sí y enredarse unos a otros, como si de un alma poseída por un demonio se tratara. La revisión, desenredada, distribución y puesta en marcha de las consabidas luces, conectadas en series sobre cables de un verde oscuro que chillaba con el blanco del árbol, era una tarea destinada a los hermanos mayores y que todos fuimos heredando con el tiempo.
Listas las luces y las bolas, el árbol estaba preparado para ser envuelto en una telaraña de guirnaldas resplandecientes de dorados y plateados colores que le llenaban de vida. Otras bajaban desde las ramas y giraban sobre sí mismas en forma de espiral, dando una increíble sensación de movimiento de arriba a abajo y viceversa que a mi me fascinaba.
El primer día de diciembre encendíamos las luces del árbol y … La magia empezaba!
Ahora entiendo el porqué del chamizo blanco envuelto en algodón de la casa de Manrique, ahora sé que la subida de temperaturas en medio de las heladas, permite la llegada del rocío a la vegetación y cuando la helada aparece nuevamente, forma ese manto blanco de cristales de agua congelada sobre toda su naturaleza.
Ahora vuelvo a recordar… que bellas eran las Navidades de la casa de Manrique.
Hermoso recuerdo que para ti debe tener más valor debido a la distancia.
Esos árboles divinos terminan, dándole toda la veracidad a la escritura; gracias por compartirlo un abrazo gigante.
Gracias Gloris, la verdad es que deja de ser imagen fantasiosa de película y se convierte en memoria de los sueños. Un gran abrazo mi Cuñis!
La verdad es que siempre se añora esas navidades en Colombia, en Medellín con mis 6 hermanos, los amigos del barrrio y los primos que venian en vacaciones. De pequeña hacia las panderetas para cantar los villancicos con la chapas de las botellas que recogiamos durante unos meses para poder hacer buen ruido al cantar los villancicos. Feliz año a todos y vivan los buenos recuerdos y por qué siempre se construyan más y buenos siempre
familia que con amigos
Un abrazo prima, con tu abuela y tus tíos si que disfrutamos aquellas legendarias navidades.
Que bien Iván, muchos recuerdos….
Gracias Gilberto. Un fuerte abrazo para vos!
Hola. Lo que escribiste es absolutamente real, tuvimos toda ésas vivencias tú con tú familia yo con la mía. Todo éso que vivimos fué fascinante. Hace unos días hablaba con mi hijo le conté como armábamos la navidad de pequeños. Un millón de gracias por escribirme y compartir conmigo este escrito tan especial. Espero estés bien y que la Paz y tranquilidad inunden tú alma y ser. Un Gran abrazo 🤗
Hola Nelly, mi bella amiga. Gracias a ti por leerme y aportarme tus vivencias y recuerdos como parte de estos míos. Todos somos una armazón de recuerdos que de vez en cuando cruzan por la atmósfera de nuestros ojos y los revivimos como si de unas gafas de realidad virtual se tratara. Un abrazo!
años dorados
Así es Pareja, años que se guardan como tesoro en la memoria y el corazón. Un abrazo!
que.maravillosa remembranza, tal cual….. con los años el modelo se fue perfeccionado y se crearon prototipos en papel higienico o una inmensa bola en algodón hasta q llegaron los formatos industrializados q hoy todavia usamos…. mágico momento p invocar aquellos diciembres
Así es Javi, fueron tiempos que marcaron nuestras vidas, nuestros andares por la vida, nuestra relación con la sociedad. Un abrazo!
Hola Iván.
Hermoso este texto, también a mí me trajo gratos recuerdos.
Suerte y buen camino
Es como un cielo en común que nos reunía a todos en aquellos años. Un abrazo Roci!
Querido hermano, cada año viene a mi memoria esas navidades de la casa de Manrique, comparto la historia con mis hijos y conquienes estén a mi alrededor, siempre seré un enamorado de esas navidades y lo mejor es que ustedes mi familia hacen parte de ese bello recuerdo. Mil gracias por esa magia de la Navidad en nuestra casa paterna-materna, un abrazo.
Gracias a vos Nico por ser parte de tan bonita memoria. Un abrazo!
Es asombroso como a través de tu hermosa narrativa uno se puede transportar y casi vivir tus recuerdos, un abrazo.
Gracias Paulilla, finalmente somos hilos de recuerdos infinitos que nos unen en el espacio. Un abrazo!
Muy lindos recuerdos atesorados en la memoria familiar. Hoy todo ha cambiado mucho y no siempre para mejor, pero lo bailao monos lo borra nadie
Hola mi Maru, es real, todo ha cambiado mucho, empezando por el plástico de los árboles modernos y el led de las luces. En realidad lo más relevante de toda esa historia es que en torno a esa magia nos unían una serie de principios y valores familiares en vía de extinción. Te quiero mucho hermanita. Un abrazo!
IVAN un abrazo. Tu relato me transporta en el tiempo y me obliga a añorar la navidad en la infancia y recordar esos tiempos en famila embargados por el espiritu navideño, espiritu q hasta hoy persiste en mi alma. Feliz año nuevo..
Gracias Checho, la verdad es que quedaron como un espejo del tiempo allí en el corazón de todos los que tuvimos experiencias similares. Feliz año y un abrazo para vos.
Gracias Ivancho por revivirnos esos entrañables e inolvidables recuerdos familiares que quedan en el alma y que todos de una u otra forma compartimos. Qué rico sería volver a vivirlos!!!. Un abrazo
Hola Tiz, de alguna manera la música cada año se encarga de teletransportarnos a aquellas fechas, aunque la tecnología y la vanidad hacen difícil retornar a valores de unión y convivencia familiar como aquella época. Un abrazote!
Total Iván, el Lunarja está el chamizo, solo con luces, lo pedí con algodón para evocar lo que acabas de describir tal cual
Lástima Juan que no te pueda fosilizar un chamizo de estos con escarcha y todo para lucirlo en la Lunareja y en toda la entrañable Jericó. Un abrazo hermano!
Hola. Ivan Darío
Recordar es vivir.
Gracias por compartir conmigo esta reflexión.
Saluda a tu familia de mi parte, por favor.
Gracias Juan, igualmente. Un fuerte abrazo!
Me haz regresado cuántos años atrás, que maravillosos recuerdos, tanta unión familiar preparando la Navidad, me acuerdo que salían los mayores a ir a buscar el pino apropiado y luego de la decoración nos encargábamos todos. Que hermosos recuerdos los que tenemos guardados en nuestro corazón.
Gracias por compartirnos esas lindas memorias. Un abrazote 🤗
Gracias Nanita por leerlas y comentarles, si que nos llenan de nostalgia y de felicidad de saber que pudimos disfrutar tan maravillosos momentos. Un abrazo!